top of page

2 y 8 no son 10...



Fue un día lunes a eso de las 9:50 am que después de toda la noche previa con dolor mi mamá y mi papá me conocieron. Con un lloriqueo fuerte y agudo acompañado de 3 libras más o menos llegué a este mundo de colores y aflicciones. Con un leve problema en el corazón, que jamás me traté pero se que Dios ya arregló. Ahí estaba yo, sin abrir los ojos y sin saber qué realmente pasaba. Para algunos, quizás, la etapa más tranquila de la vida. Esa donde no haces nada más que llorar.

Y así inició este camino que me trajo hasta este momento. Justo a este día lunes nuevamente, pero del año 2016, veintiocho años después. Donde hoy al despertar lo primero que hice fue pensar en lo increíble que han sido cada uno de estos años. Tantas anécdotas que contar, tantas lágrimas que recordar y sobre todo cuantas sonrisas y carcajadas celebrar. Son tantos los momentos que han marcado mi vida que pasaría todo un año escribiendo de ellos. Cada uno importante, algunos buenos, otros malos, pero todos importantes. Porque no hay ninguno de esos momentos que no me haya traído hasta acá. Y no solo hablo del vivir en México hoy en día, sino en lo que mi vida se ha transformado y como Dios me ha llevado de la mano por este largo camino que se llama vida.


Retrocedo el cassette que está en mi cerebro y encuentro millones de recuerdos que me hacen dichoso. Recuerdos como mis perros, Shaggy, que en paz descanse, siempre recordaré su nobleza detrás de esos ojos negros. El Joy, ese Golden tan inteligente con el que pasaba horas y horas jugando. Si estás con vida dile a quién te arrebató de mis manos que lo perdono y que espero te tenga bien. Al Tino quién a la distancia extraño y siempre está ahí cuando regreso para mover su cola y llorar de la felicidad. No los nombro primero por ser más importantes, sino como introducción a todo lo que hay…


También pasa por mi mente momentos inolvidables con quién considero mi hermano mayor, mi tío Alexis, ese hombre de corazón noble y dadivoso que aunque peleábamos siempre estaba ahí para ser mi compañía. Como olvidar las aventuras en bicicleta, las bromas a la Maru, las sumidas que me daba cuando me ponía de portero, las tardes viendo caricaturas y los ataques de risa cuando perdíamos en Mario Bros. Cómo en estos años olvidar esos momentos junto a mi segunda mamá, mi abuelita Tita, quién desde niño me cuidaba mientras mis papas trabajaban. Como olvidar las mil veces que me hizo comer hígado encebollado. Como cambiar sus historias cuando lavaba ropa mientras yo me subía a la pila para escucharla, como olvidar sus abrazos y su apoyo incondicional. Cómo pasar por alto a mi tía Zaida que me consentía siempre que podía, que me servía pasta a escondidas, que me compraba helados de camión por las tardes. Como no estar agradecido si mi tía Cynthia estaba ahí para mi cuando alguna tarea no me salía o no podía dibujar algo. No puedo olvidar a mi abuelo Tito, que aunque le ganó la soledad cada sábado llevaba tamales para desayunar en casa; ese señor sonriente y listo para bromear, gracias Tito por llegar a mi graduación de la universidad y sorprenderme con su presencia después de tanto sin verlo, con eso compensó las 28 pizzas que me debe hasta hoy en día.


¿Como agradecerle a Dios por los momentos con mi abuelita Chiqui? Esa mujer elegante y risueña que hoy está en el cielo y se que desde allá sigue creyendo en mis talentos, se que estás orgullosa de mi. No puedo dejar de mencionar a mi abuelito Arturito, ese hombre de corazón noble, sencillo y amoroso que siempre esta dispuesto para una buena charla de la Biblia o de política. Gracias por tu apoyo y por compartir conmigo tus inquietudes en el amor y secretos de soledad en Nueva York. Esos momentos con mi tío Berny y las mil veces que me ha dicho “Tronito” como apodo, por esos momentos de enojo en la cancha y por las bromas que nunca faltan. Gracias a mi tía Nancy por tener siempre un abrazo, unas palabras y bendiciones para mi vida. Gracias por ser de las que cree en mi junto a mi tío Rómulo.


En 28 años no puedo dejar de agradecer a Dios por la vida de mis padres. Mis mejores amigos, porque junto a ellos he podido aprender a valorar las cosas importantes de la vida. Estoy convencido que lo que hoy soy es gracias a lo que ellos han hecho en mi. Gracias por jamás rendirse para sacarme adelante. Gracias porque me enseñaron a trabajar, a esforzarme y jamás dejar de creer en mi. Gracias por los juguetes, la ropa, los estudios pero sobre todo por el amor infinito. Cómo no a diario agradecerle a Dios por la vida de mi mamá, una mujer esforzada, amorosa e incondicional que jamás se rindió hasta verme feliz. Gracias por las muchas porciones de pizza Al Macarone de los sábados. Gracias por los desvelos y madrugadas, gracias por siempre estar y por ese amor único que nos une. Mi vida no sería la misma sin mi papá, ese hombre que detrás de un semblante serio esconde al hombre más bromista, ocurrente, creativo y amoroso que conozco. Un ejemplo a seguir, ojala cuando sea grande pueda ser por lo menos la mitad de lo que tú eres. Me ha enseñado como comportarme y como sobrellevar las adversidades o dificultades de esta vida. Gracias por creer en mi y siempre apoyarme por más que a veces pareciera que estoy totalmente loco. Gracias porque se que soy sangre de tu sangre.


Parte de los múltiples recuerdo que hoy tengo es ese momento cuando a mis 9 años me dijeron que tendría un hermanito… Hermanito que terminó siendo hermanita. Una bella princesa que vino a llenar ese vacío que sentía. Esa hermosa bebe que un día subí a mi carreta de juguetes y boté en el jardín. A esa bebe que luego se convirtió en una niña que cantaba, bailaba y jugaba a más no poder. Esa bebe que hoy ya es una señorita pero que para mi sigue siendo mi hermanita a quién siempre voy a cuidar y apoyar. Esa señorita que hoy ríe y me abraza con nervios golpeándome más que acariciándome. La flaca como le llamo, ella que tiene un mundo entero por descubrir y sus metras bien trazadas. Gracias flaca por tu mano en mi hombro mientras he llorado, gracias por tu amor y por siempre, siempre estar ahí cuando te necesito. Luego la noticia se repitió cuando tenía 10, ¡si fue seguidito! Llegó mi hermano pequeño, que lo de pequeño lo digo porque nació de último, pero con su 1.85 metros y su porte de defensa de la NFL sabrán a que me refiero. Ese patojo de buen corazón, noble y sincero de ojos grandes como sus sueños. Son parte de mi vida nuestras pláticas de películas, videojuegos y sus millones de preguntas sobre cualquier tema. Hoy por hoy mi mejor amigo. Ese patojo que me tocó cuidar muchas veces y que sus berrinches me aburrían, pero también las millones de veces que nos hemos reído y divertido muchísimo han sido impresionantes; con quién he compartido lágrimas cuando toca despedirnos, con quién coincidimos en que la vida es una película; mi futuro cineasta. Gracias por cada campeonato de Wii, gracias por las bromas, sorpresas y risas. Gracias por siempre preocuparte porque yo esté bien.


Un momento importante en mi vida sucedió hace aproximadamente 3 años, ese momento donde la conocí, con ese sweater de rayas de colores, una sonrisa enorme casi hipnotizante y unos ojos enormes que brillaban. Ahí estaba ella, haciéndose la seria aunque nunca le salió. Hablo de la que hoy será mi futura esposa, no puedo dejar de mencionarla, ya que ese momento también fue una pieza en este gran rompecabezas. Tanto que en este año que cumplo mis veintiocho también es un año en donde diremos “si, acepto” y tomaremos la aventura más importante de nuestras vidas, formando un nuevo hogar tomados de la mano de Dios. Gracias gorda, por tomar el riesgo y aceptar el reto de demostrar que las fronteras solo están en mapas y que para un amor verdadero no existen límites. Gracias por aceptar a este loco soñador que pasa más tiempo en las nubes que en la tierra, como tu futuro esposo. Gracias por ser parte de esta vida que Dios me regalo y que hoy que le sumo un año más a ella se que en los años que queden por venir tú estarás junto a mi. ¡Te amo mi gordita hermosa!


En mi vida he pasado muchos momentos como por ejemplo en el América Latina, colegio donde estudié mi secundaria y donde algo cambió en mi. En el famoso campamento de graduandos en Monte Sión, me senté junto a un arbusto, miré al cielo y le pregunté a Dios que qué esperaba de mi, qué era aquello por lo que me había llevado hasta ahí. Que yo no entendía porque en mi no veía nada especial. Yo estaba por cumplir 17 años y solo recuerdo que hice una promesa. Tomé un papel que tenía y empecé a dibujar. Lo que ese dibujo representaba era que le dedicaba mi vida a Dios, ese día le entregué mi carrera en la universidad, mis años próximos en los trabajos que tuviera y sobre todo que jamás me alejaría de Él. Ese dibujo sigue en pié colgado en mi cuarto, al igual que sigue en pie mi promesa. Dios, se que recuerdas ese día y se que sabes que nada ha cambiado y aunque he tenido altibajos acá estoy, para que como te dije ese día: “Yo no puedo solo conmigo mismo, así que hace conmigo lo que vos querrás”.


Gracias a mis amigos del América Latina, gracias por su amistad y por cada partido de basquetbol que jugamos. Gracias Juanjo por tu amistad que se que es de esas que aunque no hablemos el cariño sigue existiendo. Gracias al profe Makko que sus regaños y enseñanzas me hicieron ver que solo Dios nos puede enseñar a #ComoSerMejoresHijos. Gracias a todos los maestros que estuvieron ahí para apoyarme y aunque no tenía la solvencia de pago me dieron el examen y entendieron mi situación. Gracias al profe Soberanís por regalarme mi uniforme de física, eso me enseñó a valorar las cosas de forma diferente. Gracias a cada persona que compartió conmigo esos cinco años de aprendizaje, campamentos y basquetbol.


Gracias a mis amigos de DCN, gracias por cada risa, por cada acampada, por las tardes de videojuegos y por los juegos en el coliseo “Dios te bendiga”. Gracias por cada ensayo y gracias por las obras de teatro que me hicieron darme cuenta que podía servir a Dios de diferentes formas. Gracias Carlitos y Fritha por su amistad y apoyo que se que es para siempre. Gracias Juanda por tu cariño y por compartir conmigo tus tortillas de queso con frijol; gracias Luis Pedro por ser el compañero de “Xocoj” y por ser ese trompa de chuleta con quién me he reído como nunca. Gracias Chevan por tú corazón y tu apoyo incondicional. Gracias Edwin por la papaya veloz, llegó en un momento difícil para enseñarme que Dios siempre cuida de mi. Gracias Pikis por ayudarme con el tiempo a la hora de dirigir la alabanza. Gracias Leo por siempre reírte y estar pendiente de mis tonteras. Gracias DCN.


Gracias a Neil y Carol quienes me dieron la oportunidad de conocer el viejo mundo. Gracias por esa aventura que fue un parte aguas en mi vida y me llevó a tomar la decisión de dejar la ingeniaría y hacer lo que hoy hago y que amo hacer.


Gracias a mis amigos de la Landívar. A Sajché por siempre estás puntual y ser mi compañero de retos culinarios, a Julio por darme jalón tantas veces en el Lancer amarillo. Gracias Denise por tu cariño, tu amistad sincera y por siempre estar ahí para apoyarme. Gracias Elba por no pegarle a Julio aunque no hiciera nada y gracias por abrir tu casa siempre para nuestras cenas.


Gracias a mis amigos del canal, por ser parte de mi aprendizaje. Gracias al Sensei Esdgar López, por presionarme para ser el mejor. Gracias Oso por tu cariño, y siempre cuidarme como tu hermano menor. Gracias Alvarito por tus enseñanzas y por no dejar que me fuera al lado oscuro. Gracias Tania por cada enseñanza y por el estrés del programa en vivo. Gracias Ricardo por darme la oportunidad y ver en mi potencial. Gracias Tuti por tus consejos y amistad incondicional. Gracias Marlon por siempre reírte de mis anécdotas. Gracias Randy por tu cariño y por cada programa que hicimos juntos donde nos retábamos a nosotros mismos.


Gracias a mis nuevos amigos de México. Gracias Yordi porque viste en mi potencial y eso te hizo darme una oportunidad de vivir esta nueva aventura. Gracias Manolo por apoyarme desde el primer momento en que vine y siempre preocuparte. Gracias Tuco por tus consejos y por la grabadora de mis Podcast, créeme que es de mucha utilidad, y con cada Podcast que grabo se que está llegando un mensaje bueno a alguien. Gracias Jerry por ser mi primer amigo mexicano. Gracias Niño por apoyar mi llegada y enseñarme los procesos en Televisa. Gracias Christian por tu cariño, tu amistad y por hacerme sentir que acá no solo tengo amigos sino una familia.


Gracias a todos por ser parte de mi vida y porque de alguna forma dejaron una enseñanza en mi. No mencioné a todos pero se que se dan por aludidos al saber que estoy agradecido con su cariño y apoyo. E inclusive gracias a aquellos que se han burlado de mi, que me han hecho de menos, que me han pisoteado y me han humillado, y que no me apoyaron nunca. Gracias porque han hecho que tome fuerzas para seguir y luchar por mis sueños y metas.


Se que esto a penas comienza y toda una nueva aventura viene en camino y hay mucho por delante. Esto que empezó hace 28 años hoy sigue siendo un proyecto en crecimiento, porque como dice Calle 13, “Hasta que su objetivo complete, ese jinete no se baja del cohete”.


No me queda nada más de voltear estos 27 años que dejo hoy atrás y agradecer a Dios por su bondad, misericordia, cuidado y amor. Gracias por la vida de mis maestros de vida: Mis papas. Gracias por mi motivación: Mis hermanos. Gracias por toda mi familia y amigos. Y Gracias por esos ojos color sol que me enamoran más cada día que pasa y que he decidido que sean lo primero que vean mis ojos cada mañana al despertar: Mi gordita hermosa.


¡Gracias Dios por la vida y tu eterno amor! Solo puedo decir ¡Gracias!.


Las pequeñas cosas son las que agrandan la vida

 
 
 

Comentarios


Entradas recientes
bottom of page