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El último vuelo de la rata...



Ningún ser humano en la faz de la tierra está libre de las críticas. Al parecer, es algo que no hay manera de librarlo y por el contrario es algo que debemos aprender a manejar. Muchas de las críticas que recibiremos a lo largo de nuestras vidas serán constructivas. Buscarán el beneficio y el crecimiento de nuestra persona, eso es indudable. Y ante estas críticas uno debe ser analítico y responsable al aceptarlas y utilizarlas como herramientas a favor de aquello que estemos desarrollando. Sin embargo, esta vez, no quiero hacer énfasis en éstas.


En la sumatoria de días que ya tenemos vividos y en aquellos que vienen, todos nosotros estamos en una cadena interminable de críticas destructivas, comentarios nocivos, patrañas envidiosas y cualquier tipo de afirmaciones que busquen un objetivo dañino. Estoy completamente seguro, que todos podríamos hacer una lista de este tipo de situaciones. Que ante éstas hay dos tipos de salidas o de posturas que podríamos tomar. La primera sería resumida por la típica y muy conocida frase, un tanto prosaica: “¡Me pela!” o su equivalente “¡Me vale!”. Sin embargo, a veces estamos en una actitud contraria a estas palabras. Estamos preocupados y hasta nos llega a doler escuchar algo que comience algo así: “Me enteré por ahí que andan diciendo…” o peor aún tú mismo escuchar cuando hablaban mal de ti; o que también la actitud de las personas que te rodean es extraña, como si en tu espalda hubiesen estado haciendo un listado de “errores” para de alguna forma injuriar en contra tuya. Y es en ese momento donde quisiéramos tener un altavoz gigante de largo alcance para poder explicarle a todos que aquello que andan diciendo o aquello que se escucha por ahí, no es así. Que te gustaría que se te concediera el beneficio de la duda. Que también existe tu versión o tu aclaración de las cosas.


Reconozco que yo soy una persona intensa que se mortifica y que se preocupa por la opinión de los demás. Y que este tipo de escenarios me ha llegado a afectar. Sin embargo, durante un buen tiempo he llegado a aprender e incluso a entender que de una u otra forma serás criticado y jamás con todas las personas quedarás bien. Pero, recordé este tema tras una plática donde me comentaban que habían escuchado que hablaban mal y en la actitud de las personas era evidente que existían temas tras la espalda. Y recordé una historia que alguna vez escuché y me cambió el pensar ante estas situaciones. La historia iba más o menos así:


- Cierta vez un piloto de avión, muy experimentado, iniciaba su despegue y todo marchaba bien hasta ese momento. Se había tomado el tiempo necesario para revisar cada aspecto técnico y mecánico de su avión. Sin embargo, ya en el cielo se llevaría una sorpresa.


Platicaba gustosamente con su copiloto y el vuelo estaba desarrollándose de la mejor forma. Pero en ese instante se escuchó un murmullo muy bajito, acompañado de cierto ruido que provenía debajo del asiento del piloto. Él volteaba de ambos lados de su lugar buscando aquello misterioso que empezaba a ponerlo nervioso. En ese instante se percato que lo que provocaba ese murmullo y ese ruido era una enorme rata. El corazón se aceleró en un instante y la respiración era fuerte y profunda. A raíz de eso empezó a perder el control y con el avión en marcha no tenía idea de qué hacer con aquel roedor que empezaba a pasearse por sus piernas, que pataleaban como en defensa propia. El momento se puso demasiado tenso, aquel piloto experimentado que se había preparado mucho y que había sido cauteloso en revisar la aeronave estaba a punto de realizar un aterrizaje forzoso. Todos aquellos pies de altura que había ganado y que había logrado tras el despegue era lo que menos le importaba. Estaba empeñado en bajar para deshacerse de aquella rata. Su mente entera estaba sumamente preocupada en el daño que aquel animal podía hacerle. No obstante, en un apretón de ojos y en una sacudida de cabeza, suspiró y analizó la situación. Dejó de pensar en el daño que podía causarle la rata y en lo tonto que sería hacer un aterrizaje, estando a medio viaje, después de lo que ya había logrado por culpa de un pequeño problema. Es entonces, cuando el experimentado piloto decide elevarse más, tomar el control de su avión, cosa que era lo único que podía controlar en ese momento, y subir de altura; enfocarse por llegar más alto. Aquel piloto se esforzó y se elevó a un nivel que jamás él había alcanzado. Al lograr aquella elevación la rata no soportó la presión del aire y murió en el momento. Aquel problema terminó y el piloto no tuvo que bajar al nivel de la rata, sino por lo contrario, se esmero más en tomar el control de aquello que sí podía, para buscar un nuevo nivel. -


A veces ante esos momentos donde nos duele lo que dicen o están tratando de perjudicarnos o existen diferentes comentarios simplemente por mal información, canalizamos todas nuestras fuerzas, ideas y enfoque en cuanto nos puede dañar la situación o buscamos como tratar de complacer y aclararle a todas las personas posibles y olvidamos todo aquello que importa y lo mucho que podemos lograr. Nuestras fuerzas deben estar concentradas


Las críticas constructivas siempre existirán y hay que tomarlas con responsabilidad, pero también siempre estarán presentes aquellos roedores que quieren desenfocarte. Así que no olvides buscar más altura, concentrarte y esforzarte en las cosas que sí puedes controlar para ser mejor persona.

 
 
 

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